martes, mayo 03, 2005

Sorry, Robin

Siempre me he negado a aceptar que el simple y fortuito hecho del lugar de su nacimiento “marque” inflexiblemente la personalidad de un individuo. Sin embargo, cierto es que las sociedades determinan los rasgos sociales de sus integrantes, moldeando en ellos algunas o muchas características positivas y negativas. Es por ello que resulta tan difícil que un individuo, elemento base de una sociedad, deje atrás las miserias que arrastra su idiosincrasia.

Si en Francia una persona golpea con su auto a otro vehículo estacionado a un lado de la calle, se baja y va a buscar al conductor ausente para pedirle su número de seguro. En Alemania se ven autos que se detienen ante la luz roja del semáforo de una calle desierta a las tres de la mañana. En algunos metros del Japón los andenes cuentan con paraguas que los pasajeros se llevan a sus casas y devuelven religiosamente al día siguiente.

El punto es que todas estas cosas no deberían sorprendernos, sino parecernos normales. Quizá a estas alturas ya estoy escribiendo estupideces al pretender que la sociedad peruana dé un salto de cuarenta o cincuenta años, pero si al menos aspiráramos a eso todo sería diferente. Lo digo como un peruano que quisiera sentirse plenamente orgulloso de su gente.

No digo que en Europa no exista gente incivilizada, que por supuesto la hay. Pero no es la mayoría. Lamentablemente en nuestro país, los actos cotidianos que deberían merecer nuestro más profundo rechazo (pasarse la luz roja, no respetar las colas, maltratar a los usuarios de servicios públicos, faltar al respeto a diestra y siniestra) acá son moneda corriente e incluso tomados como situaciones “normales”.

No voy a cambiar nada con este post, sólo quería decirle a mi amigo inglés, que se cruzó con un grupo de patanes que dejó muy mal la imagen de mis compatriotas: Sorry, Robin, esos imbéciles no reflejan lo que realmente somos los peruanos ni lo que realmente es el Perú. Aunque tú lo sabes.

5 comentarios:

Calobeto dijo...

la unica forma de dar ese salto de cuarenta o cincuenta años es que cada unos de nosotros tome la desición de dar el salto. Por ejemlo yo ya me guardo mi basurita en el bolsillo y luego cuando paso por un tacho lo dejo ahi, solo de esa manera se puede cambiar.

Angel Castillo Fernández dijo...

Muy cierto mi amigo.

Mamá de 2 dijo...

Es cuestión de uno por uno, para luego hacer "efecto multiplicador". Y corregir, sin que "de roche", a quienes tengamos cerca.

Ya se ve que los letreros aquí no funcionan, por ejemplo, esos de "no orine aquí"... ¿Y si probamos decir lo contrario?... Algo así como "Meadero municipal, para perros, gatos y hombres con poca fuerza para retener el orín en la uretra, y quién sabe qué cosas más"... jajajajaja... lástima que se vería indecoroso en las calles de nuestras ciudades, qué si no...

Flavio dijo...

Aca hay un problema cultural muy fuerte, para solucionarlo se tendrían que tomar medidas muy drásticas, cambiar la manera de operar de la policía, de el ministerio de transportes, de el ministerio de educación y el pésimo sistema educativo (estatal y privado), muchas otras cosas más que no creo que sucedan pronto. Mientras tanto, seguiremos como exploradores europeos en la selva...

Anónimo dijo...

que la sociedad peruana de un salto de 40 o 50 años para lograr eso? me parece que te has olvidado de un factor muy importante, son 40 o 50 años para que seamos una "sociedad" en el pleno sentido de la palabra. Llegar a ese nivel ya es otra cosa, tal vez en una dimension paralela o en un universo alterno pase algo asi en el perú.