miércoles, junio 30, 2010

Garúa limeña

El último invierno asomó
con una pequeña garúa
que ha empezado a borrar
los últimos recuerdos tuyos
aún dibujados en el malecón.

El sol ha muerto
ciento cincuenta y tres veces
desde que te fuiste.

En algunas fui testigo.
Lo he visto
agonizando en rojo
con estos ojos
tan ciegos de ti.

Será que estás
en Madrid, en Roma o en Rabat
y sentada conmigo, al mismo tiempo,
en el inevitable reptar de esta noche
que se lleva para siempre
a la Lima de los dos.