Siempre me ha intrigado ese extraño fenómeno que se produce en algunas personas que sufren la amputación de alguno de sus miembros, cuando sienten comezón o dolor en el brazo o pierna que ya no tienen. Los médicos lo llaman Síndrome del Miembro Fantasma. Según averigüé en internet, este es un efecto colateral indeseable del intento del cerebro por reorganizarse después de una interrupción seria de la información sensorial que recibe del resto del cuerpo
Iba pensando en ello cuando sentí que mi teléfono celular empezó a vibrar. Lo busqué afanosamente, pero no pude encontrarlo. Busqué en el piso, pensando que se me había caído. Miré detrás, delante, a mis costados. No había choro a la vista que me hubiera podido robar el aparato. Cuando ya iniciaba mi segunda revisión del piso, me acordé que había dejado el bendito teléfono en el trabajo.
No tenía el celular. Pero pude sentir nítidamente en la correa de mi pantalón la misma vibración que siento unas quinientas veces al día con las llamadas de trabajo. No cabe duda que estos benditos aparatejos casi han llegado a formar una parte más de nuestro cuerpo. Y en ese momento a mí me habían amputado el celular.
FIELES Y NOBLES AMIGOS
Hace 22 horas.