lunes, febrero 27, 2006

Lo siento, se me olvidó

A nadie debe interesarle, es cierto. Pero creo que al menos debía haberlo recordado yo. Pero, como todo aquello que tenga que ver con fechas, se me olvidó. El pasado martes 21 de febrero este sitio cumplió un año. No es mi intención hacer un recuento de esta inconstante, pero ineludible experiencia. Lo único que quiero es darte las gracias por tomarte la molestia de leer estas líneas y las de más abajo, aunque, ni las unas ni las otras, valgan realmente la pena.

sábado, febrero 04, 2006

Soy marrón y no me compadezcas

En nuestra blogósfera chola se desató hace poco una encarnizada polémica en torno al término "marrón", el cual es utilizado por algunos bloggers para designar –según sostiene uno de sus cultores– a aquella persona "que dice estupideces y/o sandeces, independientemente de su condición económica, moral, social y del color de su piel".

Escudados en su particular definición de dicho color, esos bloggers se dedican a "marronear" en sus posts a todo aquel que encaje dentro del nuevo significado que le han otorgado a esa coloración que no sólo es el resultante de combinar el rojo y el verde sobre la paleta, sino que además –aunque quieran cerrar los ojos– es la pigmentación de la piel cobriza.

De esta manera, esos bloggers usan alegremente un término que tiene una connotación evidentemente de carácter racial (por ejemplo, si nos hablan de "amarillos" pensaremos inmediatamente en personas asiáticas) para designar como "marrones" a aquellas personas "que dicen estupideces y/o sandeces".

Ahora bien, ¿no es inconsistente y hasta cínico decir que dicha definición es "independiente al color de la piel" cuando la palabra "marrón" es precisamente un color? Y no cualquier color, sino que es el color de la piel de esas mayorías del país a las que no les dejan entrar a Aura.

Esa usanza resulta, pues, aunque no lo quieran aceptar quienes la defienden, discriminatoria y arbitraria, puesto que –sin querer o queriendo– estereotipa lo "marrón" (léase lo "andino", "cholo", "indio", "zambo" y todas las variaciones de lo "no blanco" que hay en nuestro país) con el consabido San Benito, e incluso cosas peores.

Es claro que cada quien es libre de decir las cosas que quiera en su respectivo blog (derecho que ejerzo en este momento), e incluso de otorgar a las palabras significados que no les corresponden. Pero sería más honesto que si quisieran decir algo lo digan con todas sus letras y no apelando a argucias lingüísticas que producen vergüenza ajena.