domingo, enero 07, 2007

La mariposa de Torrico

No tengo un sol que me alumbre
confesé a la mariposa coqueta
que ofreció borrar mi pesadumbre
en alguna habitación discreta.

Qué pena guapo, será otro día
me dijo con fingida aflicción
mientras a mí se me encogía
el ánimo debajo del pantalón.

Y voló en busca de mejor postor
alguno con costumbres de califa,
no le importaba la edad o el color,
sólo que le alcanzara para la tarifa.

La culpa no es mía, es del banquero,
rumiaba con mi orgullo deshecho,
cuando apareció el pendenciero
que se llevó la mariposa al lecho.

Me marché a buscar mejor suerte,
pero Dios no recuerda que existo,
terminé en un bar de mala muerte
chupando con el gordo Calixto.

Y me fui otra vez borracho a la cama
con la esperanza de soñar que era rico,
entre los califas el de mayor fama,
y que volaba con la mariposa de Torrico.